Bertuchi y Marruecos, por Ricardo Montolío
BERTUCHI Y MARRUECOS, por R. Montolío.
Mariano Bertuchi Nieto es sin duda el artista español más estrechamente vinculado con Marruecos. Esta relación compleja, personal, profesional, estética y afectiva, se remonta a los últimos años del siglo XIX y perdurará hasta, prácticamente, el final del Protectorado Español -el pintor fallecerá en Tetuán en 1955- un prolongado periodo en el que la figura de Bertuchi es clave en la acción cultural y artística de España en el norte de Marruecos.
El artista nace en Granada en 1884 y su formación artística pasa por la Academia Provincial de Bellas Artes de Málaga, la Escuela de Bellas Artes de Granada y la Escuela Especial de Pintura, Escultura y Grabado de Madrid entre 1899 y 1904, recibiendo desde muy temprano, además de las influencias academicistas propias del sistema de enseñanza de la época, el historicismo, las del final del romanticismo, el orientalismo -especialmente Fortuny y Tapiró- y el africanismo costumbrista, desde las que evolucionará hacia una especial sensibilidad colorista con un importante sustrato del impresionismo luminista.
Pintor precoz, su primer contacto con Marruecos se producirá ya en 1898 con motivo de un viaje a Tánger que le abre las puertas a un conocimiento directo de lo que había visto a través de la pintura orientalista y que, desde la perspectiva artística, se materializa en un lienzo titulado El Cheriff de Uazzan, marcadamente historicista y con tintes que son reflejo de la señalada influencia de Mariano Fortuny.
Instalado en Ceuta desde 1918 hasta su traslado a Tetuán diez años más tarde, su relación con Marruecos y su impronta estética se estrechará, convirtiéndose en fuente de inspiración permanente y en hilo conductor de buena parte de su obra, a la par que su progresiva vinculación institucional incrementa su capacidad de intervención e influencia.
Con el nombramiento de Bertuchi como Inspector Jefe de los Servicios de Bellas Artes de Marruecos y director de la Escuela de Artes y Oficios de Tetuán, un nuevo y amplísimo ámbito de actuación se abre paralelo al puro quehacer artístico personal.
En perfecta sintonía con el espíritu que informa el ser del protectorado como institución, es decir la modernización del país conservando y respetando las tradiciones, en este caso culturales y sus manifestaciones artísticas, la obra del pintor resultará fundamental en la protección, conservación y promoción del arte y de las tradiciones artesanales del país, sin olvidar sus aportaciones al urbanismo y el paisajismo urbano, procurando en todo momento la preservación de todo cuanto de interés y valor histórico o artístico existiese en todas las ciudades del Protectorado.
Desde la capacidad de intervención que su posición administrativa le confiere, impulsará instituciones claves en su propósito de protección cultural. En 1930 es nombrado director de la Escuela de Artes Indígenas de Tetuán y Tagsut y de la Escuela de Alfombras de Chauen volcándose en el amparo de las manifestaciones artísticas del Protectorado, la garantía de la calidad artística y la procedencia de los productos artísticos-industriales de la zona, la catalogación por cábilas de las industrias rurales y la creación en Tetuán de una exposición permanente de todos los productos de esas industrias, sin pasar por alto las iniciativas orientadas a la conservación y el fomento de la música arábigo-andaluza.
Su producción a lo largo de este tiempo será amplísima y diversa. Sin duda la creación pictórica es la más significativa pero con ella convivirán el grabado, el cartelismo -Patronato Nacional de Turismo y Comité Oficial de Turismo del Protectorado Español en Marruecos- la ilustración en revistas en aquel tiempo tan prestigiosas como La Ilustración Española y Americana, Blanco y Negro o la Revista de Tropas Coloniales y, muestra de su conexión con los nuevos tiempos, el diseño con fines publicitarios y la ilustración filatélica en las series de sellos y tarjetas de correos que se emitieron durante la vigencia del Protectorado Español.
En 1945 se inauguró la Escuela Preparatoria de Bellas Artes de Tetuán, hoy Instituto Nacional de Bellas Artes, de la que el pintor fue primer director y de la que saldrían cuatro generaciones de artistas, algo importantísimo dada la ausencia de una clara tradición pictórica en Marruecos y que, sin perjuicio de la huella de la enseñanza de la fundación, experimentarán vías de expresión estética dispares fruto de la libertad de expresión que fecundaba la Escuela y que constituirán una parte ineludible del elenco de artistas marroquíes contemporáneos.
La obra de Mariano Bertuchi al servicio de la labor cultural del Protectorado culminó con la creación en 1948 del Museo Marroquí de Tetuán pensado para recoger las costumbres más íntimas de la vida cotidiana del país: muebles, vestidos, alhajas, decoración, cerámica y música. Un verdadero repertorio etnográfico del norte de Marruecos.
La actuación del pintor, artística, docente, administrativa....., además de expresar una sintonía exquisita con el país y su entorno, fue un encomiable ejemplo del buen hacer de España en su función de intervención cultural en Marruecos en el contexto colonial.
Siempre sera para mi un placer poder Viajar a marrakech porque sin duda es uno de los lugares de moda donde mucha gente se dirige a pasar unas vacaciones divertidas.
ResponderEliminar